6 de septiembre de 2014

7 Consejos para superar el "síndrome postvacacional"

¿Acabas de volver de vacaciones y te invade la tristeza y la desidia? ¿Faltan unos días para que te reincorpores al trabajo y tienes molestias estomacales, apatía, irritabilidad y falta de concentración?
Puede que estés sufriendo el “síndrome postvacacional” que tan de moda está en los últimos años.

El Síndrome postvacacional se define como el conjunto de síntomas que se dan al regreso de las vacaciones, al volver a la rutina.


Los síntomas más habituales son: ansiedad, irritabilidad, apatía, dificultades de concentración,  tristeza, inquietud, desidia y hastío, dificultad para tomar decisiones, molestias estomacales, insomnio, falta de apetito, fatiga….


La tendencia actual es patologizar cualquier proceso normal y ponerle nombre.  Pero… ¿estamos en esta ante una patología realmente? ¿merece el apelativo de síndrome? 
¿o simplemente son los síntomas normales de un periodo de adaptación sin más?

La Sociedad Española de Psiquiatría no reconoce el llamado síndrome postvacacional como una enfermedad, no tiene entidad diagnóstica, es decir, este conjunto de alteraciones que se dan tras las vacaciones no merecen el apelativo de enfermedad.

Mi opinión es que todos estos síntomas tan sólo son parte del periodo natural de adaptación que se da al volver a la rutina tras un periodo sin horarios, obligaciones y responsabilidades. Es una respuesta normal cuando tras un tiempo de disfrute nos toca volver a la rutina que percibimos como desagradable al pensar que tenemos que madrugar de nuevo, que aguantar al jefe, que sufrir atascos, responsabilidades, estrés…
Sentir esa desgana o sensación de tristeza forma parte de un proceso normal de adaptación que suele durar entre 3 días y una semana.


Sea síndrome o un proceso natural de adaptación lo que está claro es que estos síntomas existen y se dan en numerosas personas.


Por eso allá van algunas recomendaciones  para intentar sobrellevar mejor la vuelta de las vacaciones y reducir ese malestar:



● Realiza un ocio activo durante las vacaciones: cuando se hacen excursiones o se practica  deporte durante el periodo vacacional en lugar de estar únicamente “tirado a la bartola”, la vuelta a la rutina es menos traumática

● Desconecta totalmente del trabajo para que sea reparador: aunque en cierto modo resulte paradójico, quienes mantienen contacto con los temas de trabajo en sus vacaciones se adaptan peor a la vuelta a la rutina.

● Regresa a casa 2 ó 3 días antes de la fecha de incorporación. No es aconsejable un cambio abrupto y volver a casa el día anterior a incorporarse al trabajo. Es bueno ir introduciendo rutinas poco a poco desde unos días antes.

● Regulariza tus ritmos de sueño los días previos a tu vuelta al trabajo

● Intenta compatibilizar el trabajo con alguno de los hábitos que hayas adquirido en vacaciones.

● Planifica actividades agradables de ocio para los fines de semana

● Organízate bien y date tiempo para arrancar. Posiblemente tardemos unos días en rendir al máximo y esto es normal. Es cuestión de tiempo: una vez que te hayas encarrilado en tu rutina mejorará tu estado de ánimo.




Como decía antes estos síntomas suelen desaparecer por sí solos en unos días. Si estas manifestaciones se prolongan más de 2 semanas es probable que exista una vulnerabilidad o patología previa, generalmente de tipo depresivo, que se ha complicado al tener que afrontar la vuelta tras las vacaciones. Este periodo de adaptación no tiene por qué desembocar en una depresión, y si esto ocurre sí que puede ser necesaria la ayuda psicológica.

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